El cole ya ha comenzado y a las tradicionales ofrendas por el 11s se unen ahora las velas por los héroes de Fukushima. Europa parece un castillo de naipes, todo el mundo tiene miedo de que caiga uno y arrastre al resto, quizá sea por eso que los griegos reciben últimamente bastante más de lo que dan, que por cierto, efectivamente ese es su problema lo que tienen que dar o más bien lo que no tienen para dar lo que tienen que dar. ¡Qué lío de palabras!
El paro y las condiciones sociales de millones de personas en nuestras calles no llenan las portadas de los periódicos día si y día también, quizá por aquello de que no nos gusta fustigarnos con las penas de los demás. Pero ahí está el problema. Y no piensen en él como en el más grave. Si exceptuamos la casuística personal y nos centramos en lo general, allá por Somalia saben de verdad lo que es pasarlas canutas. Suerte de haber nacido Español, que dirán muchos.
Se habrán dado cuenta ya, que en un par de párrafos no hay una buena. Perdón, una sí, nuestros niños empiezan ya el cole y su aventura por aprender. Algunos lo hacen con más reticencia y alguna desgana y otros más ilusionados y hasta emocionados. Al final, todos ellos van formándose como personas en un mundo que de momento no les espera con los brazos abiertos, pero no se preocupen, que todo cambiará. Al menos eso esperamos.
Reconozco que poner velas no soluciona ningún problema, pero al menos nos reconfortan en la espera de un futuro más halagüeño y de propina hacen bonito casi cualquier ambiente. Hoy encenderé una vela por el futuro, una que diga que nuestros hijos heredarán una tierra mejor. De lo malo, iluminará la noche asturiana y dará luz y color allá donde decida ponerla. ¿Se animan?
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