Hace tiempo ya que Bill Gates, fundador de Microsoft, decidió pasar a la historia como algo más que el creador del famoso sistema operativo de las ventanitas. Al parecer tiene dos empeños principales, por un lado ha puesto el foco en la pobreza y por otro lado en la energía. Con lo segundo vamos.
En estos momentos, Gates negocia con las autoridades chinas la instalación de un reactor nuclear que tiene como principal característica que trabaja en un alto porcentaje con residuos radiactivos, iniciando su combustión con un 10% de uranio enriquecido y no necesitando recarga de combustible durante su vida útil, hecho este que evidentemente necesita de confirmación. El problema al parecer radica en la millonaria inversión necesaria para levantar el complejo, a pesar de las palabras del propio Gates «La idea es tener un costo muy bajo, una instalación muy segura y generar muy pocos residuos«.
No es el único problema para su implantación. La empresa que ha desarrollado la idea, TerraPower, participada por el propio Gates, ha demostrado gracias a simulaciones en supercomputadoras la viabilidad del proyecto, eso si, no demostrada todavía en la práctica. La idea que subyace es avanzar hacia las emisiones cero y la reducción de residuos nucleares. «Después de una primera puesta en marcha con una pequeña cantidad de material de bajo enriquecimiento, estos reactores innovadores pueden funcionar durante décadas con el uranio empobrecido – actualmente un subproducto de desecho del proceso de enriquecimiento. Gracias a su diseño único, la TWR poco a poco convierte a este material en combustible para mantener la reacción nuclear en cadena y generar el calor necesario para producir electricidad. No precisa retirar el combustible del reactor para su reprocesamiento«.
Saben los que vienen por aquí de vez en cuando mi opinión sobre la energía nuclear. No me gusta. No me gusta porque no es segura, un único accidente reporta tal cantidad de problemas que ya de por si es para plantearse su instauración. Para los amantes de lo nuclear solo dos palabras: Chernobyl y Fukushima. Pero no es este el peor de los problemas, una vez demostrado que los accidentes no son habituales. La generación de residuos nucleares altamente radiactivos es un problema hoy en día sin solución del que solo me gustaría recordar que cuando los contenedores especiales diseñados para el efecto se degraden y descompongan dentro de décadas, centenios o milenios, su contenido, los residuos seguirán siendo radiactivos.
Cierto es que emiten cantidades de CO2 a la atmósfera ridículas comparadas con otras fuentes de energía, cierto es también que podrían paliar en parte el calentamiento global masificando su implantación, pero cierto también es que cuantas más centrales nucleares haya en el mundo, mayores probabilidades de accidentes habrá y mayores cantidades de desechos radiactivos se producirán.
Iniciativas como la de TerraPower, si se confirman, si se desarrollan, son la clave de nuestro futuro energético. INVESTIGACIÓN. No conformarse con las actuales fuentes de energía. Necesitamos seguir en la búsqueda de energías limpias que nos permitan seguir avanzando como especie científica y tecnológicamente, pero este avance no debe ser una ruleta rusa de insospechadas consecuencias para nuestro planeta y para nosotros mismos. El desarrollo sostenible debe estar en estos momentos por encima de cualquier premisa para garantizar el futuro de nuestra descendencia.
Necesitamos evolucionar hasta un estado de conciencia colectiva solidaria para con nosotros y con nuestro entorno. Para muchos de nosotros han pasado ya los tiempos en los que el desarrollo estaba por encima de las consecuencias. Creo que esta es una buena definición de INTELIGENCIA colectiva. ¿Cuántos Bill Gates necesitamos para llegar a ella?
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