El domingo 15 de mayo se hizo efectivo un primer encuentro en la calle para dejar constancia, que muchos de nosotros, cada vez más, no comulgamos ni nos resignamos a vivir en una sociedad basada en una política oscura, sin respuesta ante las necesidades de la población, con unos altos índices de corrupción y basada en planteamientos y formas de hacer de otra época. La sociedad avanza mientras los gobernantes llevan años estancados en su apoltronamiento, desde el cual dirimen las vidas de millones de personas.
Los ciudadanos hemos empezado a pedir democraciarealya. No nos conformamos con decir «qué más da, son todos iguales». Si son todos iguales que se marchen todos y que vengan nuevos con nuevas ideas y formas diferentes de hacer las cosas. No somos mercancía en manos de gobernantes de medio pelo, banqueros que mueven con delicadeza y en la sombra los hilos de la economía o lobbies que hacen y deshacen a su antojo con el beneplácito de aquellos a los que encumbran.
Tampoco nos resignamos a una información sesgada e interesada. Ante un hecho inusual, una convocatoria que no procede de ninguna fuente política ni de sindicato alguno (de estos mejor ni hablo), ante miles de personas en las calles de toda España, los poderes establecidos se aferran unos a otros y podemos leer con indignación textos como este: «miles de desempleados, mal remunerados, subcontratados en precario, hipotecados y, en general, jóvenes y mayores antisistema se echaron ayer a la calle para exigir un cambio de rumbo y un futuro digno y en protesta contra las reformas antisociales auspiciadas por Gobiernos en manos de banqueros que, dicen, imponen recortes de las condiciones laborales en beneficio de los poderosos«.
No son grupos subversivos los que claman contra el sistema. No son cuatro gatos que, como siempre se ha dicho, por vagos no tienen donde caerse muertos. No son los que han sido señalados por el paro ni por la falta de recursos económicos para subsistir. Somos todos estos y más. Somos muchos más los que hemos cansado de ver problemas económicos mientras millones de euros bailan ante nuestras narices en manos del poder, somos muchos los que pedimos las cuentas claras.
Somos muchos también los que hemos cansado de campañas políticas que buscan cómodos butacones en los que descansar cuatro años, basadas en mentiras, falsas promesas y que anteponen la injuria contra el resto a las propuestas de trabajo y de gobierno con las que nos tendrían que convencer. Somos muchos los que pedimos programas electorales vinculantes.
Y no somos cuatro gatos los que nos hemos cansado ya de tanta hipocresía. Queremos decidir nuestro futuro, queremos cambiar la forma en la que se «mal» reparte el dinero, la forma de hacer las cosas, la política y el poder establecido. Y no somos ecologistas, ni antisistema, ni gaitas similares, somos gente corriente, informada, cansada y que empieza a tomar las riendas de su futuro, ese que tan negro pinta ahora gracias a unos que «mal» gobiernan y al resto que «mal» gobernarán, porque de nosotros solo les importa una cosa, el voto. #Nolesvotes.
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