Este fin de semana se sabrá el desenlace. Para bien o para mal, dependiendo del punto de vista por el que se mire, tendremos un nuevo campeón del mundo de Formula 1. Asturianos, españoles y buena parte de los aficionados a la fórmula 1, estamos deseando que Alonso se proclame por tercera vez campeón del mundo. Esperamos su desenlace con el retrato del campeón (Fuente: El Comercio Digital).
Desde que a los tres años pisó el acelerador del kart de su hermana Lorena, a Fernando Alonso (Oviedo, 29 de julio de 1981) le acompaña la certeza de que el tiempo fluye a dos velocidades. Una, la de los demás, y otra, la suya propia, más rápida, siempre unos segundos por delante.
Durante aquellos viajes de su infancia, dormido en el asiento trasero del Peugeot 405 que su padre conducía hasta Italia para que él pudiera participar en las mejores carreras de karts del continente, el ‘Nano’ no soñaba con ser campeón del mundo de Fórmula- 1. No. Lo que hacía eran planes sobre la manera más rápida de serlo.
A los tres años ya sabía lo que era conducir un kart, a los 13 ya había ganado dos campeonatos de España y cinco títulos autonómicos; a los 19 se convirtió en el tercer piloto más joven que se ponía al volante de un monoplaza de Fórmula-1; a los 22 años logró su primera victoria; a los 24 inscribió su nombre entre los campeones del mundo, y a los 27 ya acumula dos coronas en su vitrina.
Su padre trabajaba en Unión Española de Explosivos y su madre, en El Corte Inglés de Oviedo. Determinante fue que empezara a pilotar un kart a los tres años. José Luis Alonso construyó uno para la hermana mayor de Fernando, Lorena, pero ésta, después de un susto en la primera curva, no quiso saber nada más de los motores. El pequeño Alonso fue el destinatario del vehículo. Una vez cumplidos los cuatro años se sacó su primera licencia. Seguir leyendo.
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